Acción y efecto de trabajar. En historia y sociología, en la Antigüedad, el trabajo manual era considerado como una actividad vil, y relegado a los esclavos. La sociedad cristiana medieval, en su forma jerarquizada, atribuyó el trabajo a los siervos de la gleba y a los artesanos y aunque el cristianismo ha realzado siempre la dignidad y el valor moral del trabajo, hasta las crisis provocadas por la reforma protestante, el trabajo no adquiere un papel preponderante en la vida social y económica. La Revolución Industrial ha creado una nueva clase: el proletariado. Su peso específico, en los ámbitos político y sindical, ha originado una serie de medidas de protección al trabajo. En economía, el esfuerzo humano para la producción de riqueza. Según la doctrina clásica, es, con la naturaleza y el capital, uno de los factores de la producción. Marx y sus seguidores lo consideran más bien fuente esencial del valor. Factor importante en la creación de riqueza es el principio de división del trabajo, que permite un aumento de la productividad mediante la racionalización en la distribución de las tareas (ver taylorismo). En mecánica, la medida de la transferencia de energía que se produce cuando un objeto es movido una cierta distancia por la acción de una fuerza; es igual a la integral, a lo largo de la trayectoria, del producto escalar de la fuerza por el desplazamiento provocado por esta. La unidad de trabajo en el Sistema Internacional, SI, es el julio, J. Otras unidades de energía empleadas en el SI son el kilovatio-hora, kWh, y el electronvoltio, eV. El trabajo es la transferencia de energía mecánica expresada como el producto de la fuerza y el desplazamiento de la resistencia en la dirección de la fuerza; es decir, W= Fd, donde W representa el trabajo (en julios), F representa la fuerza (en newtones) y d representa el desplazamiento de la resistencia (en metros). Ver también trabajo positivo y trabajo negativo.