La capacidad de ver objetos con muy escasa luz. Se basa en un fenómeno fisicoquímico asociado a los conos de la retina. Éstos contienen rodopsina, sustancia química muy sensible a la luz y esencial para la conducción de los impulsos ópticos cuando la luz es muy escasa. La visión nocturna es más intensa en la periferia de la retina, donde la concentración de conos es mayor.