Se aplica a los vegetales que viven sobre otras plantas sin sacar de ellas su nutrimento; no se trata, por tanto, de parásitos, ya que el hospedante, en este caso, no presta más que soporte. La caspa que crían los viejos troncos en los países templados y fríos, una población vegetal a base de líquenes y musgos, se compone de plantas epífitas de escaso desenvolvimiento, a las cuales se juntas a menudo, sobre todo las horcaduras, algunos helechos. En los países ecuatoriales, en cambio, y principalmente en las pluviisilvas, las especies epífitas alcanzan un desenvolvimiento desacostumbrado, tanto por sus dimensiones como por la diversidad de su morfología, y aun por la frecuencia con que se halla. «Un cacto epífito, una planta epífita» (Uribe, J. A., Fl. Ant.). Aunque la palabra, como substantivo, carece de sentido, se emplea también como tal, y se dice «los epífitos» (en al. «die Epiphyten»); en todo caso tendría que ser los «epifitófitos»; Schimper (Phlanzen-geogr., 2ª ed.) distingue los siguientes tipos de epífitos: protepífitos y hemiepífitos.