Acción y resultado de parir o dar a luz; periodo y proceso del nacimiento; alumbramiento o parturición. En medicina (obstetricia), el parto es un conjunto de fenómenos fisiológicos que conducen a la salida del feto y de los anejos fetales del claustro materno. El parto se considera a término cuando se produce alrededor del día 280 de la concepción; si se produce entre los 180 y 260 días de gestación se denomina parto precoz, mientras que si sobrepasa los 280 días se denomina parto postmaduro. El parto está precedido por una serie de fenómenos denominados trabajo de parto en el que intervienen modificaciones del equilibrio hormonal y factores mecánicos. El parto en sí se divide en tres fases: período de dilatación, expulsivo y de alumbramiento. El trabajo del parto y el período de dilatación empiezan con una serie de contracciones uterinas que aumentan en frecuencia e intensidad a medida que avanza el parto. Las contracciones y la progresión del feto provocan una serie de modificaciones en la forma uterina: expulsión del tapón de moco cervical y dilatación progresiva del cuello uterino. Este período dura de 10 a 12 horas en las mujeres primíparas. El feto avanza por el canal del parto con la cabeza flexionada mostrando el vértice. La bolsa amniótica se rompe hacia el final del período de dilatación y se considera que este período ha finalizado cuando el orificio cervical alcanza unos 10 cm de diámetro. A partir de este momento comienza el período expulsivo. Durante este período aumenta la frecuencia y la intensidad de las contracciones uterinas en que se alcanza una frecuencia de 5 a 10 contracciones cada 10 minutos, con una duración de unos 70 segundos cada una. El feto progresa por el canal del parto hasta ser expulsado. El período expulsivo tiene una duración de 1-2 horas en las mujeres primíparas. Un poco después empieza el período de alumbramiento en el que se expulsa la placenta, el resto de las membranas ovulares y el cordón umbilical. A continuación se contraen las paredes del útero hasta adoptar una forma globular. Esta contracción es de gran importancia porque determina la oclusión de los vasos sanguíneos sangrantes de la zona donde se encontraba implantada la placenta; al parto le sucede el puerperio.