El conjunto de creencias y prácticas religiosas desarrolladas en China a lo largo de la historia; por lo general se consideran o mencionan el confucianismo y el taoísmo como religiones chinas, pero ambos comenzaron siendo filosofías a las que se añadieron principios cosmogónicos y ritos concretos.
Tanto Confucio como sus sucesores no dieron importancia a la idea de los dioses, pero se volcaron en la acción. Los tan conocidos “templos confucionistas” eran tan sólo monumentos en honor y memoria de los fundadores del confucianismo. Pero las creencias de la mayor parte del pueblo chino han sido históricamente diferentes de las filosofías de la elite confucionista que gobernaba el país; por eso, hay veces en que se hace referencia al politeísmo autóctono chino como una “religión popular”. Los últimos taoístas se apropiaron de muchos de los cultos y ritos de las creencias populares chinas, como también de la estructura religiosa institucional del budismo. Esto sucedió después del siglo II d.C. Como consecuencia surgió una corriente de taoísmo religioso, distinto al taoísmo filosófico original, el que se asociaba con los antiguos pensadores chinos Lao-tsé y Zuang-zi. Dentro del taoísmo la división se formalizó adquiriendo los “pequeños ritos”, o de menor importancia, de los distintos médium, exorcistas y cultos de la religión popular Shenjiao (dioses y espíritus) y los “grandes ritos”, o de más trascendencia, de los monjes taoístas.