Representa el costo energético de la absorción, digestión y utilización de los nutrientes. Una parte de la energía ingerida se pierde en forma de calor y depende de la cantidad y composición de la dieta recibida. Los hidratos de carbono y las grasas suponen un incremento adicional del gasto energético, pero este es aun mayor cuando aumenta el aporte de proteínas. Otra parte de la energía aportada es consumida en el crecimiento, cantidad que se incrementa en los periodos de máxima velocidad. Durante la adolescencia la energía consumida para este fin no debe sobrepasar el 3% del aporte calórico total diario.