Acción y efecto de evolucionar; desarrollarse, transformarse, etc.; cualquier movimiento, cambio o transformación.
En filosofía, doctrina que explica todos los fenómenos, cósmicos, físicos y mentales, por transformaciones sucesivas de una sola realidad primera, sometida a perpetuo movimiento intrínseco, en cuya virtud pasa de lo simple y homogéneo a lo compuesto y heterogéneo.
En lingüística, concepción según la cual se supone que cada lengua tiene su propia historia. La historia interna estudia las modificaciones que alteran una lengua a lo largo de su evolución; la historia externa se ocuparía de los cambios de la comunidad lingüística y de sus necesidades que efectúan y determinan las condiciones de la evolución lingüística propiamente dicha.
En biología, el proceso por el cual los seres vivos se han originado los unos de los otros por descendencia y cambios más o menos graduales y continuos a lo largo del tiempo y originándose por transformación nuevas especies. La descendencia con modificaciones, proceso por el que todos los seres vivos de la Tierra han divergido, por descendencia directa, a partir de un origen único que existió hace más de 3.800 millones de años: concepto de evolución.
En botánica, en un sentido prístino, el crecimiento y desarrollo gradual de un ser, a partir del germen o del embrión, predispuestos a engendrar los diversos órganos del organismo adulto según un plan estricto; a este concepto de evolución se le opone el de epigénesis. Modernamente el concepto de evolución no se suele aplicar a un organismo o individuo aislado, sino a una entidad sistemática, especie o raza, etc., y equivale a filogénesis. La evolución, en este caso, supone posibilidad de modificación a partir de un tipo (específico, variedad, et.); véase lamarquismo y darvinismo (F. Q.).