Es un rasgo natural de la conducta y una acción refleja del niño, se adquiere aproximadamente entre 5 o 6 meses de edad, en respuesta a la introducción de alimentos sólidos en la dieta y el comienzo del proceso de dentición. Esta actividad representa una modalidad significativa en el desarrollo psicosocial del niño, porque es la primera acción agresiva que aprende, y a raíz de ella, el niño aprende a controlar el entorno.