Se define como la respuesta del rechazo de ciertos injertos, sobre todo de médula ósea (EICH). Se suele asociar al tratamiento inmunosupresor inadecuado del donante, que permite que las células inmunocomponentes del tejido del donante reconozcan los tejidos del receptor como extraños y los ataquen. Sus signos característicos son lesiones cutáneas con edema, eritema, ulceración, descamación, caída del cabello, lesiones articulares y cardíacas y anemia hemolítica.