La protuberancia superior de la médula espinal, que la une al istmo del encéfalo y el cerebelo: se prolonga desde la protuberancia anular hasta el agujero occipital del cráneo. Contiene varios centros de control importantes, como el centro cardíaco, centros respiratorios y el centro vasomotor, que controlan los reflejos vegetativos implicados en la homeostasis; cuenta con núcleos que regulan el reflejo faríngeo (vómito), el reflejo de deglución, el reflejo tusígeno y el reflejo nasal (estornudo).
En medicina, parte del encéfalo que se une a la médula espinal; se trata de una prolongación engrosada de la médula que se sitúa justo por encima del agujero occipital. Su longitud es de unos 2,5 centímetros y está separado de la protuberancia por un surco horizontal. En el bulbo raquídeo se pueden distinguir las olivas (proyecciones de forma ovalada situadas en ambas caras ventrales del bulbo), las pirámides (dos abultamientos de sustancia blanca que se hallan en la cara ventral del bulbo) y diversos núcleos o grupos de cuerpos neuronales encargados del control cardíaco, vasomotor y respiratorio. Puede considerarse el bulbo raquídeo como la parte más vital de todo el encéfalo y su lesión puede provocar la muerte; también se denomina médula oblonga.