Acción y efecto de activar. En biología, es una excitación de la neurona y de su conexión sináptica, causada por una estimulación sensorial. Se aplica al acrecentamiento en un cuerpo de sus propiedad biológica o propiedad fisicoquímica. Es un estado de preparación general del cuerpo para realizar una acción (arousal; arouse; es decir, despertar); varía a lo largo de un continuo que comprende desde el sueño profundo hasta la agitación extrema. El término activación se usa a veces como sinónimo de alerta y como intercambiable con ansiedad, si bien este último se confina más correctamente a situación de gran emoción acompañada de sensación desagradable. La activación implica la estimulación de varios órganos bajo el control del sistema nervioso autónomo. El grado de activación, por tanto, se refleja en cierto número de indicador fisiológico como la tensión arterial, el patrón encefalográfico, la resistencia eléctrica de la piel, la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y la frecuencia respiratoria. Son indicador bioquímico la concentración de adrenalina y noradrenalina en la sangre: no existe una correlación perfecta entre estos indicadores. La relación entre activación y rendimiento suele describirse con la hipótesis de la U invertida. Esta hipótesis se basa en la idea de que la activación es unidimensional, pero hay pruebas de que hay dos o más sistemas de activación psicológica (rapidez con la que una persona responde al estímulo) y de activación fisiológica (manifiesta por la frecuencia cardíaca, la sudación, etc.). También se aplica al estado de disponibilidad de una persona para responder a un estímulo. Es un estado interno que se produce inmediatamente antes de una actividad. La actividad puede provocarse, por ejemplo, exponiendo a una persona a una audiencia, a una exhortación verbal, mediante la exposición a situación, etc.