La dilatación localizada de una arteria, por lo habitual la aorta, se caracteriza por disección longitudinal entre las capas externa y media de la pared vascular. La sangre penetra por un desgarro de la cubierta íntima del vaso y separa los elementos elásticos y fibromusculares debilitados de la capa media, lo que da lugar a la formación de espacios quísticos llenos de sustancia fundamental; su rotura puede resultar mortal en menos de 1 hora.