El arte comercial se utiliza en muchos campos como la publicidad, el embalaje, la edición, el cine, la televisión, la moda, los textiles, los interiores, el diseño industrial, etc. Los artistas comerciales emplean la pintura, el dibujo, la caligrafía, la fotografía, la tipografía, la mayoría de las técnicas de las artes gráficas, etc.

El arte comercial es tan antiguo como la historia; enseñas y las pinturas murales para anunciar tiendas y posadas, por ejemplo, han aparecido en las antiguas ciudades romanas de Herculano y Pompeya. En los siglos anteriores al desarrollo de la imprenta, la mayoría de la gente no sabía leer, por lo que se creaban imágenes inconfundibles para indicar la naturaleza de los servicios que se ofrecían. Por ejemplo, la efigie de un cerdo adornaba la chacinería, y tres pelotas doradas (derivadas del escudo de la familia de banqueros florentinos Medici) indicaban un prestamista. Bajo el estímulo de la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII y en el XIX, se produjo un incremento del comercio en Europa que fue seguido por el arte comercial, especialmente en material impreso. Apareció la publicidad con ilustraciones sobre cobre y grabados sobre madera en carteles de carruajes, tarjetas de comerciantes, prospectos y anuncios en los periódicos. El desarrollo y los constantes avances de la litografía y del fotograbado acarrearon un aluvión de material publicitario en forma de calendarios, carteleras y catálogos. A finales del siglo XIX, las técnicas perfeccionadas de la reproducción en color y otros adelantos aumentaron la importancia del arte comercial y elevaron su categoría. En el marco del Art Nouveau, los carteles publicitarios de artistas como Henri de Toulouse-Lautrec, Ramón Casas y Alphonse Mucha se situaron en el rango de las bellas artes.