La enfermedad crónica degenerativa que produce el desgaste de la articulación del hueso. En medicina, la alteración patológica de la articulación, de carácter degenerativo y no inflamatorio. Suele producir deformación muy visible de la articulación a que afecta, y entonces recibe el nombre de artrosis deformante. En patología, la artropatía deformante crónica que aparece en la edad adulta y senil. Para su desarrollo es muy importante el factor desgaste; de ahí que se localice preferentemente en la columna vertebral, cadera y rodilla.
La artrosis es una degeneración del cartílago articular que también puede afectar el hueso subyacente de una articulación, lo cual genera dolor y anquilosamiento. La artrosis puede tener su origen en un traumatismo, en la carga incorrecta de una articulación, en lesión ligamentaria o luxación recurrente. A menudo se asocia con obesidad, densidad ósea baja, tensión mecánica repetida y anomalía estructural articular. Aunque puede afectar a cualquier articulación, suele hacerlo en cadera, rodilla y pulgar. La relación entre la artrosis y el ejercicio es compleja: en algún caso exacerba la afección, en otro retrasa su avance. Al deportista con artrosis en la cadera o rodilla se le suele recomendar que no practique actividad como correr, porque impone fuerza de impacto alta sobre la articulación. No obstante, no hay prueba científica que confirme que correr provoque artrosis en deportista cuya articulación sea normal antes de empezar a correr. La actividad sin carga, sobre todo la natación, es recomendable para la persona con artrosis leve. Aunque el niño puede sufrir artrosis, ésta suele ser una enfermedad relacionada con la madurez, aunque no sea una consecuencia inevitable del envejecimiento. Una vez que se ha empezado a desarrollar, se suele poder mantener bajo control muchos años mediante antiinflamatorio y analgésico.