Dícese del tipo de asma inducido por la actividad física. Todo asmático refiere aumento exagerado de los síntomas por el ejercicio, si bien el ejercicio parece precipitar realmente una crisis en algunas personas. Se cree que el ejercicio y la hiperventilación con aire seco secan la mucosa que tapiza las vías respiratorias, lo cual provoca la liberación de sustancias químicas que hacen que los bronquiolos se contriñan (broncospasmo inducido por el ejercicio). Normalmente, los bronquiolos de las vías respiratorias se dilatan durante el ejercicio, si bien en el asma inducida por el ejercicio su tamaño se reduce durante o unos minutos después de interrumpir la actividad, lo cual dificulta la respiración. El mismo nivel de esfuerzo puede producir distintos grado de crisis asmática según la naturaleza de la actividad. La carrera tiende a provocar crisis peores que el ciclismo, y ambos deportes provocan crisis peores que la natación, uno de los mejores deportes para el asmático. Los factores que aumentan el riesgo de una crisis asmática son el frío o un ambiente cargado de humo de tabaco; correr ininterrumpidamente; el ejercicio de gran intensidad; una mala condición física; el aire seco y frío; el contaminante aéreo; polen y hierba; una infección respiratoria reciente, y el consumo de bloqueadores β. Reduce el riesgo el ejercicio intermitente; el ejercicio de baja intensidad; una buena condición física, y el aire caliente y húmedo. El cromoglicato de sodio y ciertos agonistas β (por ejemplo, el salbutamol) ayudan a aliviar el asma inducida por el ejercicio. Su consumo por el deportista está permitido por el Comité Olímpico Internacional (COI), pero sólo por inhalación, y debe ser comunicado a la autoridad médica relevante (nota: el COI prohíbe los compuestos de cromoglicato de sodio e isoprenalina). El consumo de un medicamento aprobado antes del ejercicio puede ser muy eficaz (ver también prueba de esfuerzo).