El tumor maligno de la vagina que rara vez aparece como neoplasia primaria, y que suele ser una lesión secundaria o extensión de un cáncer vulvar, cervical, endometrial u ovárico. Los síntomas de lesión invasora son las hemorragias posmenopáusicas, la secreción purulenta, el dolor y la disuria. Un 90% de los carcinomas vaginales son de tipo epidermoide, pero también existen adenocarcinomas de células claras e indiferenciados, melanoma y sarcomas. Según la edad y situación de la paciente y la localización y extensión de la lesión, el tratamiento puede incluir radioterapia o vaginectomía e histerectomía radical con disección ganglionar; se puede emplear criocirugía, 5-fluorouracilo tópico y dinitroclorobenceno, pero la quimioterapia no suele ser eficaz.