Acción y efecto de clasificar. Se aplica a la relación de lo clasificado en una determinada prueba. La clasificación es la descomposición de un conjunto en subconjunto según un criterio determinado, de forma que cada elemento pueda ser asignado a solo uno de ellos.
En biología, la clasificación biológica (sistemática o taxonomía) es la asociación de organismo en una serie de grupo basado en relación fisiológica, relación bioquímica, relación anatómica, o de otro tipo. Una clasificación artificial se basa en una o alguna característica simple, con vista a realizar una fácil agrupación o con un propósito de estudio específico; por ejemplo, los pájaros cantores, aves de presa, etc.; o las setas que se clasifican en comestible y venenosa: estos sistemas no reflejan verdadera relación de evolución. La clasificación natural está basada en mucha similitud, y tiene un agrupamiento jerárquico. La última subdivisión empleada es la de especie; la especie se agrupa en género, y la jerarquía continúa agrupando organismo en forma de tribu, familia, orden, clase y filo (fillum), hasta el reino. En el sistema tradicional de clasificación de la planta, el filo ha sido sustituido por la división. Por encima de lo expuesto, la agrupación que se realiza incluye organismo con muy escasa similitud. Hoy en día la clasificación natural valora el mayor número posible de datos, e intenta reflejar la relación de evolución (cladiscio). La clasificación natural también es predictiva, de forma que si un organismo está situado en un determinado género porque muestra determinado rasgo propio de ese género, se puede asumir que de alguna forma presenta todos, o al menos muchos, de los rasgos de ese género (nomenclatura binominal y taxonomía).
En botánica, la acción y efecto de clasificar, es decir, de disponer la planta en clase, para formar grupo con ellas. En la elaboración de cualquier sistema, ante todo hay que fijar el límite de la especie, es decir, ordenarla en grupo. La clasificación no es el sistema, pero constituye la base para establecerlo. Como la clasificación se hace según un método, puede ser artificial, natural, filogenético, o bien práctico o científico, lo mismo que el sistema. La frase clasificación metódica, empleada en España, como opuesta a clasificación sistemática o clasificación artificial, es un absurdo, ya que no se concibe clasificación, por artificiosa que sea, que no obedezca a un plan o método. Es lícito hablar de un método natural, como hizo Linné, en contraposición a un método artificial, pero no de una clasificación o de un sistema metódico. También se emplea mal este término cuando se utiliza para dar a entender que se trata de hallar el nombre científico de un planta valiéndose de una flora o de cualquier obra sistemática. La planta está ya clasificada; lo que se hace luego es determinarla, previo el estudio de su carácter para formar cabal concepto de los mismos. Cuando se trata de una planta nueva, no descrita todavía, se podrá clasificar; cuando, habiendo sido ya clasificada, se inquiere la familia, el género y la especie a que pertenece, no se clasifica, se determina (determinación y sistema).
En oncología, el sistema para clasificar las células cancerosas en relación con el grado de anormalidad durante un examen bajo el microscopio. El objetivo de un sistema de clasificación es dar información sobre la tasa de crecimiento probable del tumor y su tendencia a diseminarse. Los sistemas empleados para clasificar tumores varían con el tipo de cáncer. La clasificación influye en las decisiones que se toman sobre el tratamiento.