El comité de investigación creado en 1964, compuesto por siete miembros al frente de los cuales estaba el presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Earl Warren. Investigó las circunstancias del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy en Dallas (Texas) el 22 de noviembre de 1963 y el de Lee Harvey Oswald, el presunto magnicida, ocurrido dos días más tarde a manos del propietario de un club nocturno llamado Jack Ruby. El informe resultante (informe Warren), de 296.000 palabras, estuvo basado en los testimonios prestados unos meses después de estas muertes por 552 testigos.
La Comisión, designada por el presidente Lyndon B. Johnson siete días después del magnicidio, llevó a cabo una investigación exhaustiva y presentó su informe, el 24 de septiembre de 1964. Sus principales conclusiones fueron que Oswald, marxista y antiguo miembro del Cuerpo de Marines estadounidenses, ‘actuando en solitario y sin consejo o ayuda’, realizó los disparos que mataron al presidente Kennedy y que no existían evidencias que indicaran que tanto Lee Harvey Oswald como Jack Ruby tomaran parte en conspiración alguna, nacional o extranjera, para asesinarle. A pesar de las conclusiones del informe, se suscitaron numerosas especulaciones en torno a la existencia de otros cómplices en el asesinato y a la posibilidad de que Kennedy hubiera sido víctima de una conspiración de la Unión Soviética, de Cuba, del crimen organizado o de los exiliados cubanos en Estados Unidos. En 1979 un comité de la Cámara de Representantes estadounidense, tras reexaminar las pruebas, y en desacuerdo con el Informe Warren, llegó a la conclusión de que probablemente hubo dos francotiradores y que, por tanto, era posible la existencia de una conspiración.