La inflamación aguda o crónica de la piel debida a la exposición a radiación ionizante, como en la terapia del cáncer. Sus síntomas pueden no ser evidentes hasta tres semanas después, y consisten en aparición de eritema, formación de ampollas y descamación superficial. En los casos muy graves la enfermedad evoluciona hacia la cicatrización, la fibrosis y la atrofia.