Es definido como la incapacidad de las personas encargadas del cuidado para crear un entorno que favorezca el desarrollo y crecimiento óptimo de otro ser humano: diagnóstico de enfermería aprobado por la NANDA. Las características que lo definen son múltiples y suelen incluir quejas constantes sobre el sexo o el aspecto del niño, autovaloraciones verbales sobre la incapacidad para ejercer el rol parental, expresiones de disgusto por las funciones corporales del niño; incapacidad para asistir a las citas de control sanitario del niño, actitudes disciplinarias incoherente o inadecuadas, crecimiento y desarrollo lento en el niño, y la necesidad evidente para el progenitor de recibir la aprobación de los demás. Las características definitorias críticas, de las cuales una tiene que estar presente para formular este diagnóstico, son la ausencia observada de acciones que demuestren vinculación con el niño, la desatención a las necesidades del niño, las conductas de cuidado inadecuadas, especialmente en el entrenamiento del control de esfínteres, y en las pautas de sueño/alimentación, y antecedentes de malos tratos o abandono.