La dieta que no resulta irritante a nivel mecánico, químico, fisiológico y, en ocasiones, térmico para el aparato digestivo: nunca se ha demostrado la utilidad clínica de la dieta blanda tradicional.
También se aplica a la dieta de textura blanda, baja en residuos, fácil de digerir y bien tolerada. Proporciona los nutrientes esenciales en forma de líquido y de alimentos semisólidos, como leche, zumos de fruta, huevos, queso, natillas, tapioca y purés, sopas y vegetales, arroz, carne de ternera y cordero picada, aves, pescado; patatas en purés, cocidas o al horno; cereales de trigo, maíz o arroz y pan.