Cualquier medio artificial para aumentar el número total de hematocitos en e cuerpo, distinto del tratamiento médico legítimo. El dopaje en sangre se practica porque aumenta de manera significativa el consumo máximo de oxígeno (VO2max) y mejora la resistencia aeróbica. El dopaje en sangre se suele realizar mediante transfusión de sangre previamente donada por el deportista (autotransfusión o transfusión autóloga) o mediante trasfusión de sangre del mismo grupo sanguíneo de otra persona (transfusión homóloga). En la autotransfusión, la sangre (unos 900 ml o más) se suele extraer de 5 a 6 semanas antes de una competición importante a fin de que el cuerpo tenga oportunidad de reemplazar la sangre perdida. La sangre se congela para guardarla y reducir al mínimo la destrucción de célula. La sangre se trasfunde de nuevo justo antes de la competición para potenciar el recuento de glóbulos rojos. Además de contravenir la ética de la medicina y el deporte, el procedimiento conlleva varios riesgos, como la posibilidad de aumentar la viscosidad de la sangre lo que impone un esfuerzo extra al corazón, la trasmisión de enfermedad infecciosa, daño renal y sobrecarga del sistema circulatorio: el Comité Olímpico Internacional prohíbe el dopaje sanguíneo (eritropoyetina).