Dícese de la medición hipotética de la capacidad de una persona para resistir una tensión. Se cree que toda persona tiene una capacidad finita de energía de adaptación, la cual se emplea para afrontar distinto tipo de tensión. La energía consumida para afrontar un tipo de tensión, como trasnochar, incide en que haya menos energía disponible para afrontar otra tensión, como el entrenamiento. Cuando el nivel de energía de adaptación es bajo, es más probable que la persona padezca afección y enfermedad asociada con la tensión, proceso que se conoce como síndrome de desgaste profesional o declive.