Los órganos que reaccionan ante el estímulo lumínico unilateral, de manera positiva o negativa, dirigiéndose hacia la luz o alejándose de ella, están en equilibrio fototrópico si han alcanzado con su eje la dirección exacta del foco luminoso, ya en un sentido, ya en otro. Una vez alcanzada la posición de equilibrio fototrópico, no se desvían y siguen desarrollándose en esa misma dirección (F. Q.).