Flora Vascular de Andalucía Occidental: Hiebas perennes, estoloníferas, escaposas. hojas ternadas, la mayoria en roseta basal, estipuladas, largamente pecioladas. Flores pentámeras, en cimas terminales, rara vez solitarias, con epicáliz. Receptáculo hemisférico, acrescente, giboso o ovoideo en la fructificación. Androceo con 10-30 estambres. Gineceo con 10-80 carpelos; estilos laterales. Fruto poliaquenio. Aquenios dispuestos sobre el receptáculo carnoso.

 

Flora Iberica: Plantas herbáceas, perennes. Rizomas cubiertos por los restos de hojas y estípulas; estolones, que a veces faltan, epigeos, ± desarrollados, que enraízan en los nudos, donde nacen hojas arrosetadas; entrenudos de los estolones con o sin una bráctea (estolofilo); tallos fértiles simples, a veces bifurcados, ± erectos, anuales. Hojas agrupadas en falsas rosetas, trisectas, con los segmentos ± ovales o rómbicos, dentados por lo general en los 2/3 superiores –en algunas formas de cultivo, reducidas a un solo segmento–; pecíolos largos; estípulas ± soldadas al pecíolo, con la parte libre ± linear-lanceolada. Inflorescencias en cima –dicasial o monocasial– racemiforme o ± umbeliforme, con brácteas; pedicelos reflejos o erectos en la fructificación. Flores hermafroditas o funcionalmente unisexuales. Receptáculo pateniforme, con la zona axial convexa o ligeramente cónica, acrescente, carnosa en la fructificación, glabra o pelosa, y a veces con una corona de pelos en la base. Sépalos 5 –con frecuencia más, en las especies cultivadas–, de lanceolados a oval-lanceolados, en general enteros, ± acrescentes, erectos, patentes o reflejos en la fructificación; calículo con 5 piezas –con frecuencia más, en las especies cultivadas–, más estrechos que los sépalos, enteros o, a veces, bífidos, ± acrescentes. Pétalos 5 –a veces más, en las especies cultivadas–, en general mayores que los sépalos, obovados, no escotados, con la uña corta, blancos, blanco-verdosos o de color crema, –a veces rosados o ± rojizos, en especies no ibéricas–. Estambres 10-20. Carpelos numerosos, libres entre sí, implantados en la zona axial del receptáculo; estilos laterales, caducos; estigmas engrosados. Fruto en poliaquenio; aquenios, ovoides o subpiriformes, sin eleosoma, ± hundidos o no en alvéolos de la zona axial del receptáculo, que se vuelve carnosa y suculenta en la madurez (eterio).