Constituyen la tercera y última división primaria de los frutos de las angiospermas (Bech, Pascher y Pohl). Según ellos, son los que resultan de la coherencia de los frúctulos de un gineceo apocárpico o de los frutos de dos o más flores contiguas siempre que, tanto en un caso como en otro, intervengan para lograr la adherencia partes accesorias, no únicamente los carpelos. Estas partes accesorias pueden ser de naturaleza axial o apendicular, es decir, correspondientes al tálamo o al receptáculo, al perianto, a los hipsofilos, etc. Este tipo de fruto no se diferencia mucho de correspondiente a los frutos concrescentes o colectivos más que por la intervención de esas partes extrañas a los carpelos. Según que los frutos que se unen sean nuez, baya o drupa, los autores indicados establecen tres diversos grupos de frutos de este tipo. En el primer grupo de nueces conjuntas, puede ocurrir que la unidad carpológica resultante tenga consistencia carnosa, por ejemplo, en el rosal, con el llamado cinorrodón, o en la fresa, o, si se trata de diversas flores, como en el sicono, el higo, como en la mora del moral, etc. O puede suceder que dicha unidad carpológica resulte seca como la propia nuez, por ejemplo, en el calicanto y en el nelumbo, o, si se trata de distintas flores, como en los cadillos del género Xanthium. El segundo y el tercer grupo corresponden respectivamente a la baya y la drupas conjuntas. Existen escasos ejemplos de estos tipos. Pertenecen al primero los frutos de los arbustos australianos del género Eupomatia, en los cuales el tálamo, de forma acopada, encierra diversas bayas polispermas, y corresponden al segundo, los del género Ochna, constituidos por un tálamo carnoso, más o menos cónico, de un rojo encendido, en el que se insertan algunas drupas aproximadas, mas no concrescente entre sí.