La gota es una artritis aguda y recurrente de las articulaciones periféricas causada por una alteración del metabolismo del ácido úrico que provoca depósitos de uratos en articulaciones y tendones. La enfermedad es muy dolorosa y suele afectar a hombres adultos a partir de los cuarenta años.
Los ataques de gota aguda se presentan súbitamente y las crisis se inician generalmente por la noche, con un acceso de dolor agudísimo que se localiza en el dedo gordo del pie; la articulación se inflama y la piel se vuelve roja, brillante y caliente, pero a medida que pasan las horas, el dolor cede paulatinamente. Durante la crisis, el paciente puede mostrar fiebre moderada, taquicardia y malestar digestivo. Los ataques gotosos pueden repetirse en los días siguientes, incluso persistir durante semanas. Las crisis se reproducen periódicamente y sin profilaxis evolucionan hacia la gota crónica.
La gota crónica se caracteriza por la aparición de tofos, (acumulaciones de cristales de ácido úrico rodeados de sales de calcio localizados debajo de los tegumentos) en los cartílagos de las orejas, en los codos, en las manos y los pies.
El tratamiento del ataque agudo consiste en la administración de colchicina y de antiinflamatorios. Aunque suele haber antecedentes familiares de la enfermedad, los hábitos alimenticios son un elemento muy importante para prevenir los ataques de gota: una dieta sin alcohol, sin grasas ni alimentos ricos en purinas es de vital importancia para el paciente gotoso y se aconseja la toma de aguas bicarbonadas.