El término se aplica a cualquier gusano, por lo general marino, que viva en el interior de un tubo fabricado por él mismo. Se incluyen en los filos Foronídeos, Anélidos y Pogonóforos. Muchos son gusanos con cerdas. Los tubos, que les sirven de protección y sustentación, pueden estar formados por secreciones de una sustancia mineral dura o ser córneos, o estar hechos de granos de arena adheridos entre sí. A menudo, como en el caso del gusano plumero, común en las costas rocosas, los gusanos tubícolas recogen pequeños fragmentos de alimento del agua con los tentáculos que llevan en la cabeza. Los gusanos barbudos, de aguas oceánicas profundas, carecen de aparato digestivo, pero pueden absorber directamente materia orgánica disuelta a través de la superficie de sus tentáculos. Los gusanos tubícolas gigantes viven en zonas abisales, en las que los productos químicos de origen volcánico son su principal fuente de alimento: los gusanos tubícolas pertenecen a los filos Phoronida, Annelida y Pogonophora.