La hemorragia intracraneal en el interior de los espacios rellenos de LCR, entre la aracnoides y la piamadre, sobre la superficie del cerebro (HSA). La hemorragia se puede extender hacia el interior del encéfalo si la rotura del vaso lesionado es repentina e intensa. La causa puede ser traumática, por rotura de un aneurisma o por una malformación arteriovenosa. El primer síntoma es una cefalea extremadamente intensa de aparición brusca que comienza en una zona localizada y luego se extiende, quedando un dolor sordo y pulsátil. Entre otras características se puede incluir mareos, somnolencia, rigidez de nuca, asimetría de pupilas, vómitos, ataque epilépticos, sudoración y escalofríos, estupor y pérdida de consciencia. Es frecuente la existencia de un breve período de pérdida de consciencia inmediatamente después de la rotura; una hemorragia grave puede producir una pérdida de consciencia mantenida, coma y la muerte. El delirio y la confusión pueden persistir a lo largo de las primeras semanas de la convalecencia y son frecuentes los daños cerebrales permanentes.