Dícese de la hipótesis según la cual la frustración deriva en un comportamiento agresivo. La frustración aparece cuando un agresor no consigue un objetivo. La agresividad suele dirigirse hacia la causa de la frustración, pero, si no es posible, se desplazará hacia otra persona u objeto. Se ha sugerido que el deporte competitivo es inherentemente agresivo porque los participantes que pierden se frustran. La forma original de la hipótesis, según la cual la frustración siempre deriva en agresión, no suele se aceptada. Una versión revisada incluye elementos de la teoría del aprendizaje social. Sugiere que la frustración aumenta la activación y la rabia, aunque sólo deriva en agresión si el individuo ha aprendido a ser agresivo en esa situación particular (ver también teoría instintiva de la agresión).