La inmunoglobulina presente en la saliva. La inmunoglobulina A protege de infección las vías aéreas superiores. El ejercicio muy intenso se asocia con una reducción de la concentración de inmunoglobulina A, pero el nivel suele volver a la normalidad unas horas después de terminar el ejercicio. No obstante, el sobreentrenamiento puede prolongar el efecto, creando un estado crónico de inmunosupresión que vuelve al deportista que entrene en exceso particularmente vulnerable a la infección vírica.