Los instrumentos de metal son frecuente verlos agrupados en orquestas o bandas; la familia orquestal incluye la trompa, la trompeta, el trombón y la tuba. Debido a su capacidad de emitir un sonido intenso y potente, en el caso de la música orquestal suelen emplearse para resaltar pasajes que requieren de una energía y un apoyo especiales. La orquesta clásica de finales del siglo XVIII incluía por lo general dos trompas y a veces dos trompetas. Ludwig van Beethoven hizo mucho por ampliarla, sobre todo en sus últimas sinfonías con la introducción de tres trombones y hasta cuatro trompas. Los compositores del último romanticismo aumentaron el tamaño de la orquesta en el siglo XIX hasta llegar a la extravagancia y a lo inabarcable. Uno de estos compositores románticos fue Hector Berlioz, que incluía en sus plantillas instrumentales tal número de músicos que difícilmente podían interpretarse obras como la Sinfonía fantástica tal y como él hubiera deseado. El siglo XX asistió a una reducción de la plantilla orquestal.