El trastorno tóxico provocado por la ingestión de fósforo blanco o amarillo, en ocasiones formando parte de venenos para ratas, de determinados fertilizantes y de fuegos artificiales. Inicialmente la intoxicación se caracteriza por náuseas, dolor de garganta y de estómago, vómitos, diarrea y aliento con olor a ajo. Después de unos días de recuperación aparente recurren las náuseas, los vómitos y la diarrea, con disfunción renal y disfunción hepática.