El estado tóxico en el que el monóxido de carbono ha sido inhalado y absorbido por los eritrocitos circulantes, desplazando el oxígeno de los hematíes y disminuyendo la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a las células corporales. Como consecuencia del aumento de los niveles sanguíneos de monóxido de carbono se producen cefalea, disnea, somnolencia, confusión, coloración rojo cereza de la piel, pérdida de consciencia y apnea. La coloración rojo cereza de la piel es un signo tardío que se ve frecuentemente en los casos de desenlace fatal.