El término inversión hace referencia a distintos aspectos formales de la música.
1) El acorde; la inversión de un acorde consiste en la representación del mismo partiendo desde cualquiera de las distintas notas que lo forman; por ejemplo, la inversión del acorde de do mayor do-mi-sol, desde la segunda nota es mi-sol-do. Un acorde en estado fundamental (es decir, en su primera posición), puede tener tantas inversiones como el número de notas que lo conformen menos una. Así, un acorde de tres notas (tríada) tendrá dos inversiones y uno de cuatro notas, como el de séptima, tendrá tres inversiones.
2) El intervalo; la inversión de un intervalo consiste en variar el orden de las notas que lo forman de manera que la nota más grave pase a ser la más aguda y viceversa. El intervalo que se forma tras la inversión es siempre distinto al original. Por ejemplo, un intervalo de quinta do-sol pasará a convertirse en un intervalo de cuarta, sol-do. La suma de los dos intervalos siempre será 9, menos el de octava, que se transforma en un unísono.
3) La melodía; la inversión melódica consiste en variar los distintos intervalos que forman una melodía de manera que los ascendentes se transformen en descendentes, y viceversa. Independientemente de las notas resultantes, sería similar al reflejo de una línea melódica en un espejo.
4) El serialismo; la inversión es también una de las complejas operaciones que se realizan en la composición de la música dodecafónica o serial (sistema dodecafónico).