Versa de esta manera: «juro solemnemente ante Dios y ante esta asamblea que llevaré una vida pura y practicaré mi profesión de forma fiel. Me abstendré de todo aquello que pueda ser dañino o perjudicial y no tomaré ni administraré premeditadamente ningún fármaco nocivo. Haré todo lo posible por elevar el nivel de mi profesión, y mantendré confidencialmente todos los asuntos personales dejados a mi cargo y todos los asuntos familiares que lleguen a mi conocimiento en la práctica de mi profesión. Me esforzaré fielmente por ayudar al médico a realizar su trabajo, y me dedicaré al bienestar de todos aquéllos asignados a mi cuidado»: declaración de principios de la profesión de enfermería, formulada por un comité en 1893.