La leche fresca que se obtiene, manipula y comercializa según las normas estatales de control sanitario. La leche debe proceder de vacas sanas que son inspeccionadas con regularidad por un veterinario y ordeñadas mediante equipos estériles en condiciones higiénicas, que contiene un recuento bacteriano específico bajo y se distribuye en un plazo inferior a 36 horas.