Se dice, en la peridermis de las plantas leñosas, de cualquiera de ciertas protuberancias visibles a simple vista y con una abertura de forma lenticular que, remplazando a los estomas de la desaparecida epidermis, utiliza la planta para el cambio de gases. Las lenticelas se suelen formar precisamente debajo de un estoma, cuya función están encargadas de proseguir. La protuberancia de la lenticela está constituida por el llamado tejido de relleno, análogo al súber, pero de células redondeadas y con abundantes meatos dispuestos radialmente, por los cuales pueden circular los gases con facilidad (es término debido a De Candolle Ann. Sc. Nat., VII, 1825).