Dícese del daño sufrido por el ojo debido a un traumatismo físico causado por un objeto romo (por ejemplo, un golpe directo con un puño o una pelota), un objeto grande y en punta (por ejemplo, un stick o una raqueta), partícula pequeña flotante (por ejemplo, polvo), quemadura química (por ejemplo, agua con demasiado cloro) y quemadura física (por ejemplo, la radiación ultravioleta que causa oftalmía de la nieve). El ojo es sorprendentemente duro, pero toda lesión ocular se debe considerar potencialmente seria y contar con asistencia médica experta. El golpe directo en el ojo o la penetración del ojo por un cuerpo extraño pueden provocar desprendimiento de retina o ceguera. Hay que acudir al médico en todos los casos de lesión ocular, sobre todo si el signo de hemorragia o deterioro de la vista aparecen después de un golpe. El deporte en el que es particularmente alto el riesgo de lesión ocular es el deporte de contacto, aquel en el que interviene proyectil (pelota o pastilla), y en el que se emplea palo o raqueta. El riesgo de lesión ocular se reduce cuando se emplea un equipamiento protector adecuado (por ejemplo, gafas protectoras para jugar al squash), se obedecen las reglas del deporte y se juega con seguridad, y se evita la actividad de alto riesgo si existe un defecto que predisponga (por ejemplo, quien padece desprendimiento de retina no debe practicar el deporte de contacto).