Se aplica al estado de la materia que no es sólido ni gaseoso; se caracteriza porque la cohesión entre las moléculas es menor que en un sólido y mayor que en un gas y porque se adapta a la forma del recipiente que la contiene (estado líquido): el agua deja de estar en estado líquido a partir de los 0 ºC; la Tierra es el único planeta del sistema solar que posee gran cantidad de agua en sus tres estados: sólido, líquido y gaseoso. En biología, se aplica a la sustancia que tiene este estado: el cuerpo humano tiene un alto porcentaje de líquidos; por ejemplo, el líquido amniótico permite al embrión flotar libremente en él y le proporciona protección. En economía, se aplica al activo financiero fácilmente transformable en dinero. Se aplica al saldo positivo de una cuenta, que es la cantidad de dinero que queda tras comparar lo que se tiene con lo que se debe: deuda líquida; alcance líquido. En fonética, se aplica al sonido consonántico que, en posición inicial de palabra, va seguido de otra consonante con la que no forma sílaba: la «s» de las palabras «stop» y «squash» es líquida; la palabra latina «stadium» empieza con una líquida. En gramática, se aplica a las consonantes l y r, por su aptitud para formar grupo con la consonante precedente en la misma sílaba: las vibrantes y las laterales se llaman también consonantes líquidas, ya que ocupan una zona intermedia entre las vocales y las demás consonantes, por lo que pueden agruparse con otras consonantes, como en «clave» y «drama».