Único satélite natural de la Tierra, de la que se halla separada por una distancia media de 384 400 km. De forma aproximadamente esférica, su diámetro es de 3 476 km, lo que representa un volumen de unas 49 veces menos que el de nuestro planeta. La masa de la Tierra es 81 veces mayor que la de la Luna; la gravedad en la superficie de esta representa un 16% de la que existe en la superficie de la Tierra. Por ser las dimensiones comparables a las de la Tierra, hecho que no sucede con los satélites de otros planetas, el sistema Tierra-Luna puede considerarse un planeta doble. Por el mismo hecho, las influencias mutuas son importantes (p. ej., mareas). Observado desde la Tierra, el diámetro aparente de la Luna es de 0,5o, del mismo orden que el Sol, lo que hace posible los eclipses. En la superficie lunar se observan unas zonas oscuras y otras claras. A las primeras se las llamó mares, pues en un principio los científicos creyeron que eran regiones cubiertas de agua. Los mares son llanuras poco accidentadas de color oscuro que ocupan aprox. la mitad de la superficie visible. Las zonas claras fueron llamadas continentes por oposición a los mares. Son regiones extraordinariamente abruptas, con montañas de gran altura. En la cara oculta hay una ausencia casi total de mares. La Luna tiene un movimiento de rotación alrededor de la Tierra y, junto con esta última, gira alrededor del Sol; da una vuelta completa alrededor de la Tierra en 27,322 días, tiempo que coincide con el que tarda en dar una vuelta completa sobre sí misma. Debido a este fenómeno, la Luna enseña siempre la misma cara a la Tierra. Las fases de la Luna, o cambio periódico del aspecto de la Luna visto desde la Tierra, se originan al variar las posiciones relativas de la Tierra, la Luna y el Sol.