La enfermedad caracterizada por respiración entrecortada, fatiga, cefaleas, pulso rápido, pérdida del apetito, insomnio y náuseas, que cursa a gran altura por falta de oxígeno (mal de montaña). En el caso extremo, el paciente puede perder el conocimiento y, si no se trata, el mal de altura puede resultar fatal. La susceptibilidad de la persona varía pero casi todo el mundo lo sufre por encima de los 4.900 m por encima del nivel del mar. Por lo general, los síntomas desaparecen con rapidez al descender a una altitud menor. Es habitual que el mal de altura aparezca entre 6 y 96 horas después de llegar a una altura elevada. Algún alpinista y esquiador cursan un cuadro agudo cuando ascienden demasiado rápido por encima de los 2.100 metros. La enfermedad suele durar varios días: ver también edema cerebral por la altitud y edema pulmonar por la altitud.