El mar del océano Atlántico que baña las costas del norte de España y del suroeste de Francia. Se extiende desde la punta de Estaca de Bares, en la provincia de A Coruña (comunidad autónoma de Galicia), hasta las costas del departamento francés de Landes y comprende parte del golfo de Vizcaya. Tiene una profundidad máxima de 5.100 m y, normalmente, presenta un fuerte oleaje de gran poder erosivo en el litoral español, donde son frecuentes las galernas, fuertes vientos del noroeste que dan lugar a unas tormentas muy peligrosas para los marinos.
A lo largo de la costa española la estrecha plataforma continental desciende bruscamente, en tanto que en el sector francés esta plataforma es más amplia y se adentra suavemente en el mar. El aspecto que presentan las costas españolas y francesas también es muy diferente; mientras que la francesa es baja y rectilínea, la costa española se caracteriza por abruptos y escarpados acantilados cortados por las desembocaduras de ríos como el Navia y el Nalón en Asturias, el Nansa, el Pas, el Miera y el Ansón en Cantabria o el Nervión en Vizcaya, que han dado lugar a la presencia de numerosas rías como la de Ribadeo, Navia, Pravia o Avilés, entre otras. Es un mar rico en pesca al que se abren algunos de los puertos más importantes de España, como el de Viveiro y Ribadeo en Lugo; Avilés y Gijón en Asturias; Santander en Cantabria; Santurtzi, Bilbao y Bermeo en la provincia de Vizcaya; y los de Donostia-San Sebastián y Pasaia en Guipúzcoa.
Este mar cuenta también con numerosas playas de gran atractivo turístico, entre las que destacan la playa de Foz, en la provincia de Lugo; la de Gijón, en Asturias; las de Noja, Laredo, Suances y Santander (el Sardinero) en Cantabria; las de Donostia-San Sebastián (con su famosa playa de la Concha) y Zarautz en la provincia de Guipúzcoa; y las de Saint Jean-de-Luz y Biarritz en el litoral francés. El nombre de este mar proviene de los cántabros, pueblo que habitaba sus riberas en la época romana.