Las comunidades de matorral, especialmente en regiones semiáridas, se dan mejor que la pradera o el arbolado. Las raíces de los matorrales necesitan más nutrientes y energía que sus partes aéreas. Su extenso sistema de raíces les permite alcanzar la humedad contenida en la profundidad del suelo. Algunas especies de arbustos evitan la competencia segregando sustancias tóxicas para otras plantas.
El monte bajo alberga su propia fauna característica; sin embargo, con frecuencia estas tierras son consideradas inútiles y se destinan a otros usos, con lo que se elimina a las comunidades animales y vegetales asociadas a este tipo de monte. En las regiones semiáridas, el monte bajo, que constituye un importante refugio y sustento para la fauna silvestre, se ve sometido al sobrepastoreo y utilizado como tierra de cultivo o para combustible, lo que contribuye a acelerar el proceso de desertización.