El enfoque documentalista, común en los escritos históricos antiguos, en especial desde la década de 1970, ha sido criticado por positivista e insuficientemente preocupado por la valoración y la interpretación. Los historiadores de la música no pueden evitar emitir juicios de valor o calidad. La música mejor conservada tiende a ser la más altamente apreciada del pasado, lo que viene a ser un criterio para distinguir las obras maestras, pero nuestros criterios pueden ser diferentes. Esto ha fomentado el relativismo estético. La crítica que atribuye valor comparativo a compositores y obras, así como la crítica que interpreta y estimula la valoración, comprensión e interpretación de la música del pasado y del presente, es, en consecuencia, una labor de la musicología. La tendencia antipositivista que trata la música, especialmente la instrumental, como un arte completamente abstracto (con el consiguiente énfasis en los significados puramente musicales que pueden averiguarse a partir de la partitura), han excluido consideraciones de contenido extramusical, y se interesan por ello por el contexto en el que se creó la obra y la situación concreta, como si se tratara de una guía sobre el significado de la música. Cuestiones como las preferencias sexuales del compositor o los símbolos sexuales que pueda contener la música, la influencia de sentimientos nacionalistas (véase nacionalismo), el significado implícito que pueda tener la elección de la forma (nocturno, fantasía, scherzo) o el contenido narrativo son cuestiones tratadas por esta musicología para conocer todo lo que rodea a la obra en el momento de su creación. Esta metodología, común en el pasado, ha llevado en enfoques recientes a nuevas visiones que conducen a callejones sin salida.

Algunas aproximaciones, en ciertos casos inspiradas en la crítica literaria, como la desconstrucción, el estructuralismo, el postestructuralismo y el estudio psicológico y psicoanalítico de las personalidades de los compositores y de su producción, se han aplicado a la interpretación de obras de música e incluso a toda la obra de un compositor. Los nuevos musicólogos se basan especialmente en modelos de interpretación de varios teóricos literarios y filósofos franceses: Claude Lévi-Strauss, Michel Foucault, Jacques Lacan, Ferdinand de Saussure, Paul Ricoeur, Jacques Attali y Roland Barthes. Otra postura es la de los semiólogos que tratan la música como un sistema de signos, un tipo de lenguaje que pueda significar algo inefable externo a sí mismo pero que es esencialmente una trama de referencias internas.

Persiguiendo los préstamos de melodías y otros materiales hay un método de análisis musical, especialmente para las músicas medieval, renacentista y barroca. La búsqueda reciente por parte de los filólogos de expresiones poéticas anteriores incluidas en poemas modernos ha intensificado la fuerza de este fenómeno en la música, especialmente en términos que el crítico literario Harold Bloom ha calificado como ‘the anxiety of influence’ (‘la ansiedad de la influencia’), la mezcla entre la idealización de los maestros anteriores y la necesidad de escapar de la sombra de su producción.

1. Proceso compositivo; La investigación del proceso compositivo a través de los esbozos y autógrafos de los compositores fue revivido por el análisis de las teorías de Heinrich Schenker. Gustav Nottebohm había publicado varios apuntes de Beethoven en 1872, pero sólo recientemente han aparecido ediciones críticas de los esbozos de los grandes maestros. Las teorías de Schenker respecto de si se puede saber con estos fragmentos la intención del compositor, son todavía materia de controversia, pero permiten observar fugaces resplandores del compositor ante su obra.

2. Publicación; Los musicólogos informan de la mayoría de sus descubrimientos y reflexiones en revistas especializadas. Algunas de ellas están publicadas por sociedades musicológicas, otras tienen el patrocinio de editoriales. Cada vez más musicólogos utilizan en este sentido la monografía, la colección de artículos o los estudios de compositores individuales. También escriben historias generales de la música (en nuestros días como libro de texto) o historias limitadas a un periodo, región o género. En la primera mitad del siglo XX se ha realizado un gran esfuerzo encauzado hacia la preparación de dos enciclopedias musicales: Die Musik in Geschichte und Gegenwart, en 17 tomos (1949-1968, con suplementos e índice, 1973-1986), publicada por Bärenreiter-Verlag en Kassel, Alemania, y New Grove Dictionary of Music and Musicians, en 20 volúmenes (1980), publicada por Macmillan en Londres. Para la revisión continua de estas obras las dos cuentan con nuevas generaciones de especialistas.