La doctrina de la herencia en la que han sido aplicados en integrados los principios y la teoría de Mendel (ver mendelismo). El neomendelismo ha nacido como consecuencia de la experimentación genética realizada a partir de 1900, la cual ha demostrado que sólo una parte de los resultados obtenidos por Mendel son generalizables, pues los investigadores se han enfrentado con hechos imprevistos. Así, el concepto mendeliano de la dominancia y la recesividad, que se consideraba como uno de los rasgos fundamentales de la herencia (desaparición aparente de uno de los caracteres en todos los individuos de la F1 y en los heterozigóticos de la F2), no puede generalizarse, puesto que numerosos caracteres de la planta (y también de los animales), como ocurre, por ejemplo, con el color de las flores, rojo y blanco, de Mirabilis jalapa y Antirrhinum majus, determinan en todos los individuos de la F1 un color intermediario (flores rosadas), y en la F2 los caracteres segregados están en la proporción del 25 % (flores jojas) con el carácter ancestral de un padre, 50 % con el carácter intermediario (flores rosadas) y 25 % con el carácter ancestral del otro padre (flores blancas), o sea, en relación 1 : 2 : 1[esta relación es, sin embargo, la misma que establece el mendelismo para la estructura genética (genotipo) de los individuos de la F2]. También se ha observado la aparición en F1 de un carácter nuevo distinto de los paternos, debido a una interacción factorial; la epistasia, la herencia del sexo y la herencia ligada al sexo, el ligamento factorial (linkage), el crossig-over, etc., que tanta importancia tienen en genética, son nuevas adquisiciones con las que se ah edificado el neomendelismo, en el cual desempeña un papel preponderante la citogenética. (J. H. y S.).