Hace referencia a un trastorno visual, generalmente no inflamatorio, que se caracteriza por la disfunción y destrucción de los tejidos del nervio óptico. Entre las causas se incluyen las alteraciones vasculares con interrupción del flujo sanguíneo, la compresión por tumores o aneurismas, las deficiencias nutricionales o los efectos tóxicos químicos: afecta generalmente a un solo ojo y puede desembocar en ceguera.