Las estrellas variables tienen un sistema específico de nomenclatura. Las que eran suficientemente brillantes para haber recibido ya una designación de catálogo (como Algol, denominada Beta Persei), la mantuvieron cuando se detectó su variabilidad. Sin embargo, al resto de variables se les asignó un nombre de una o dos letras según el orden de su descubrimiento, empezando por R. Una vez utilizadas todas las combinaciones de dos letras en la constelación correspondiente (es decir, cuando se han encontrado 334 estrellas variables), las estrellas reciben un número precedido por la letra V, empezando por V335.