Es un espacio natural protegido del norte de Brasil situado en el estado de Pará y fundado en 1974; consta de 12.500 km2 de densa pluvisilva tropical junto a la ribera occidental del río Tapajós, afluente del Amazonas. Como en otras partes de la cuenca amazónica, la vegetación es muy rica y está formada por palmeras, árboles gomeros, mangles, helechos, orquídeas, lianas y epifitos. En cuanto a la fauna, destaca la existencia de los ciervos, tapires, osos hormigueros, armadillos, capibaras, inias (cetáceos de agua dulce), varias especies de monos, tucanes, guacamayos y colibrís.
A principios de la década de 1970, tras el primer estudio completo de la región amazónica, el gobierno brasileño fundó éste y otros parques para preservar la gran cantidad y variedad de flora, fauna y recursos naturales de sus 5 millones de km2. En el parque no hay vigilantes y no está cercado con valla ni muro, ya que su relativo aislamiento lo ha protegido, hasta cierto punto, de la explotación comercial o el poblamiento humano masivo. Sin embargo, ha sido escenario de conflictos entre los pueblos nativos y los nuevos granjeros y buscadores de minerales. Por esto, dentro y fuera de Brasil, el parque también es objeto de continuas controversias referidas al equilibrio adecuado entre la conservación de la naturaleza y la explotación de la cuenca del Amazonas.