Es un espacio natural protegido del norte de Brasil, el más septentrional del país, situado en el límite fronterizo con la República de Venezuela y con la República Cooperativa de Guyana (antigua Guayana Británica). Forma parte de un conjunto de unidades de conservación medioambiental que tienen como principal objetivo la preservación de las áreas más remotas del territorio nacional que todavía no han sido habitadas de forma permanente. Su extensión total, que se integra en el municipio de Normandia (estado de Roraima), es de 116.000 hectáreas, adscritas en su totalidad a la Reserva indígena Raposa-Serra do Sul, una de las mayores de Brasil, con 1.678.000 hectáreas, y en la que habitan unos 11.000 indios makuxi e ingarikó. En términos ambientales, se caracteriza por su capa vegetal campestre, conocida en la zona como el lavrado, además de los sectores montañosos donde se encuentra el monte Roraima, que se alza a 2.810 m de altitud. Es una zona de difícil acceso, en la que los conflictos entre terratenientes, hacendados ganaderos y buscadores de diamantes (los denominados garimpeiros), por una parte, e indios, de otra, se suceden desde la década de 1980.